¿No crees en las sonrisas que ves en las fotos de personas entrenando? Créeme, la sensación de bienestar después de hacer ejercicio es real. Es una cuestión hormonal. Al entrenar, tu cuerpo libera endorfinas, la hormona del bienestar. Si lo has probado y no lo has sentido, quizás no hayas encontrado una actividad placentera.
"¿Cómo empezar a entrenar?" es una pregunta que se hacen las personas a las que les cuesta hacer ejercicio. Quizás lleves mucho tiempo parado, pero, por supuesto, sabes la importancia de una vida activa.
En este artículo, te mostraremos cómo hacer que el entrenamiento sea surrealista y forme parte de tu rutina, incluso si es muy difícil comenzar. ¡Quédate con nosotros!
1. Empiece lentamente
Este consejo es especialmente válido para quienes llevan mucho tiempo sedentarios. En lugar de empezar con mucho peso de lunes a lunes, intente hacer ejercicio cada dos días.
Este descanso te ayudará a comprender cómo reacciona tu cuerpo y tus sentimientos acerca de la actividad. Además, es importante que te adaptes a tu rutina de entrenamiento.
Aunque queramos recuperar el tiempo libre, empezar a entrenar duro puede provocar lesiones. Esta “exageración inicial” tiende a desanimarle rápidamente. El entusiasmo de los primeros días se traga el cansancio. Cuando deja de ser una novedad, dejar de entrenar pasa a ser una idea común.
Las investigaciones muestran que un breve período de ejercicio ya aporta beneficios para la salud.
Un estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology demostró que 20 minutos al día son suficientes para revertir los riesgos de pasar demasiado tiempo sentado en la misma posición.
Por supuesto, aumentar el tiempo y la intensidad de los ejercicios traerá aún más beneficios. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cambió recientemente el tiempo de actividad recomendado para que una persona sea considerada activa. Según la OMS, para dejar el sedentarismo se necesitarían 300 minutos de ejercicio físico a la semana. Esta recomendación es el doble que la anterior.
Pero recuerde, el hecho de que todavía no pueda obtener 300 minutos a la semana no significa que no pueda hacer nada. A la hora de empezar a hacer ejercicio, “lo bueno es enemigo de lo bueno”.
2. Encuentra una actividad que disfrutes
¿No te golpeaban las famosas endorfinas cuando intentabas hacer ejercicio otras veces? Bueno, puede haber sucedido que insististe en una actividad que no te resultaba agradable. Existen diferentes deportes y tipos de entrenamiento en la actualidad. Son tan variados como los perfiles existentes. Así que, en lugar de renunciar a tener una vida activa, sigue buscando un deporte hasta encontrar uno que se adapte a tus gustos.
Algo que ayuda es facilitar la adaptación a tu rutina. Elige gimnasios cerca de tu casa o trabajo, por ejemplo. Intente programar clases para los momentos en que esté más activo físicamente.
Otra característica importante a entender es si te adaptas mejor a actividades colectivas, en pareja o individuales. Quizás tener la compañía de un amigo o un amor los ayude a ambos a seguir practicando. O no, aprovechas el periodo de formación para dedicar tiempo a tus pensamientos, a solas, en un momento de introspección. La actividad física todavía puede ser una excelente oportunidad para socializar con un grupo.
El entorno preferido también influye, ¿qué es mejor (para ti)?
- ¿Entrenamiento al aire libre?
- ¿Academia?
- ¿Entrenar en casa?
Si no lo sabes, el secreto es probarlo.
3. Cuente con orientación profesional
Un buen entrenador personal, además de hacer la actividad segura, ayuda a la motivación. Incluso llegará a conocerte mejor, comprenderá tus objetivos con la práctica y realizará actividades más alineadas con tu perfil. Él sabe cuándo cambiar la intensidad del entrenamiento y puede responder cualquier pregunta que tengas.
También se puede realizar orientación profesional en el gimnasio, con instructores in situ. No será tan individual como con un entrenador personal, pero te ayudará mucho.
Los profesores de las clases colectivas son grandes consejeros. Es alguien a quien puede acudir si tiene alguna pregunta. Incluso en grupo, puede enseñar ejercicios de diferentes niveles. También aumenta la motivación.
4. No olvides el pre y post entrenamiento
Hay quienes piensan que deberían empezar por todo. Entonces, en lugar de exagerar la intensidad del entrenamiento, deciden ponerse a dieta también. Pero cuidado, nada de regímenes radicales. Quienes entrenan necesitan energía para realizar los ejercicios. De hecho, el pre-entrenamiento es importante para evitar el catabolismo, cuando el cuerpo utiliza moléculas musculares para extraer energía. Después del entrenamiento esto también puede ocurrir.
Entonces, la combinación de alimentación y capacitación debe realizarse de manera estratégica, preferiblemente con orientación profesional.
Antes y después del entrenamiento, invierte en una buena fuente de energía, como las barritas Bold.
Tienen 20 gramos de proteína, además de todos los demás macronutrientes en equilibrio: carbohidratos, grasas y fibra. La barra de proteínas tampoco contiene azúcar añadido, grasas trans ni gluten. Todo esto hace de Bold un excelente pre y post-entrenamiento.
5. Celebra los pequeños logros
Celebrar libera otra hormona esencial para el bienestar, la dopamina. Y tenemos buenas noticias. ¿Conoces esa agradable sensación cuando empiezas algo? También está relacionado con el proceso químico de la dopamina. Se libera cada vez que iniciamos algo importante y cuando alcanzamos una meta. Pero no tiene por qué ser distante. Si quieres correr una maratón, cada kilómetro cuenta.
¡Famoso!
Puede ser con un bailecito tuyo, con fotos en stories, un pequeño vídeo en Tik Tok o un ritual propio. Lo importante es celebrar y demostrarle a tu cuerpo que estás progresando. El cerebro es adicto a las recompensas para mantener el rumbo. Así que infórmate esto a ti mismo. Puede parecer una locura, pero es ciencia pura.
También aporta la motivación necesaria para los próximos pasos.
Bonificación: cambia tu entrenamiento para mantenerte a ti y a tu cuerpo estimulados
Cambiar la intensidad de tu entrenamiento continúa animando a tu cuerpo a progresar. De lo contrario, caerás en el efecto meseta. Es decir, dejas de perder masa magra y ganas músculo, por ejemplo. Las habilidades adquiridas a través del entrenamiento también se estabilizan si no se cambian los estímulos.
Acompañado de un buen entrenador personal o profesor en clases colectivas, te guiará en este proceso.
Seguir en el mismo camino también puede aburrirte. Mantenga la rutina surrealista, así que disfrutemos de las nuevas funciones en su vida física.
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