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Terrorismo nutricional: comprenda cómo el radicalismo alimentario perjudica su salud

Los carbohidratos engordan, la grasa y el azúcar son malos. Siempre hemos escuchado afirmaciones como estas que nos hacen ver ciertos alimentos como villanos. Los alimentos realmente buenos son aquellos que no contienen estos y muchos otros ingredientes, como el gluten, la lactosa y la fructosa. Eso es lo que predican ciertas modas pasajeras.

Como consecuencia, tendemos a clasificar los alimentos de forma extrema: son buenos o malos, benefician o perjudican nuestra salud, engordan o adelgazan. Vivimos en una era de terrorismo nutricional, una práctica en la que demonizamos ciertos alimentos porque creemos que no son saludables.

En este artículo hablaremos de este exceso de restricciones y de cómo perjudican nuestra salud. Si quieres salir del extremismo y ver la comida con otros ojos, sin aspavientos, quédate con nosotros hasta el final.

¿Qué es el terrorismo nutricional?

“Estamos cada vez más en guerra con nuestros cuerpos”, nunca una frase había tenido tanto sentido para el momento que vivimos hoy. Sophie Deram, doctora en endocrinología por la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP) y precursora del término “terrorismo nutricional” fue quien pronunció la frase en su libro “El peso de las dietas”.

Para el autor, las exigencias de una sociedad radicalmente exigente derivaron en la creación de dietas restrictivas que provocaron que las personas desarrollaran miedo relacionado con la comida. Este miedo ha llevado y sigue llevando a muchas personas a evitar determinados ingredientes y grupos enteros de macronutrientes.

Es en este punto cuando surge la idea del terrorismo nutricional. En la práctica, es como clasificar un alimento sólo por el nutriente que ofrece a nuestro organismo, sin considerar otras características que el alimento aportará a nuestra salud.

Según Sophie, este terrorismo comenzó con las grasas, luego con los carbohidratos, el azúcar, el gluten, la lactosa y ahora la fructosa. Sustancias que hoy en día son vistas como auténticas villanas y que conviene evitar en varias dietas milagrosas y radicales.

Esta amplia variedad de información ha provocado que muchos (incluidos los nutricionistas) se confundan acerca de lo que es bueno y malo para la salud. De esta manera, comer, en algunos casos, dejó de ser una actividad placentera y se convirtió en algo estresante y aterrador.

¿Quién debería seguir una dieta más restrictiva?

Restringir la alimentación no es sinónimo de salud, sino todo lo contrario. Los expertos dicen que las dietas restrictivas estresan el cuerpo, alteran el apetito y provocan un efecto rebote. En un intento por perder peso, muchos terminan ganando peso.

En “El peso de las dietas”, Sophie presenta un estudio que revela que el 95% de las personas vuelven a ganar peso después de una dieta restrictiva. Otro 5% desarrolla trastornos alimentarios. Además, la reducción radical de cualquier ingrediente, especialmente sin supervisión profesional, puede provocar graves problemas de salud.

Por ello, se recomienda que sólo personas con enfermedades específicas o intolerancia demostrada a determinadas sustancias sigan una dieta restringida. Para otros, lo ideal es optar por un menú compuesto por todos los grupos de alimentos. Pero, por supuesto, en cantidades adecuadas a tus necesidades.

Riesgos del radicalismo: ¿qué pasa si eliminamos ciertos alimentos de nuestra dieta?

Actualmente, es habitual ver perfiles en Internet que incitan a la restricción de determinados alimentos. Personalidades influyentes publican desayunos sin gluten, almuerzos pre-entrenamiento y bajos en carbohidratos y cenas sin lactosa. Esta es sólo otra forma de difundir el terrorismo nutricional y alentar a otros a hacer lo mismo.

Sin embargo, es necesario comprender que eliminar algunos alimentos de su menú porque cree que no son beneficiosos puede causar graves problemas de salud. En otras palabras, provocar el efecto contrario.

dieta sin gluten

Este tipo de dieta exime del consumo de todos los alimentos que contengan gluten (derivados del trigo, cebada y centeno).

Una investigación realizada por científicos del Hospital General de Massachusetts y la Universidad de Harvard ha demostrado que una ingesta baja de alimentos que contienen gluten puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardíacas.

Esto sucede porque, al excluir las proteínas del menú, la tendencia es sustituirlas por alimentos con carbohidratos de alto índice glucémico y bajos en fibra. Este hecho supone un mayor riesgo para la salud cardiovascular y la aparición de otras enfermedades, como la diabetes e incluso el cáncer.

bajo en carbohidratos

Los planes dietéticos que eliminan los carbohidratos del menú restringen el acceso a componentes esenciales para que el cuerpo funcione correctamente.

Inicialmente, el cuerpo muestra signos de cansancio físico y mental, pérdida de energía, olvidos, náuseas, dolores de cabeza, deficiencias minerales y otros. Después de un tiempo, puede provocar pérdida de masa muscular, ya que el cuerpo comienza a utilizar los músculos como fuente de energía.

dieta sin laca

La lactosa es un azúcar que se encuentra de forma natural en la leche y sus derivados. Los expertos afirman que al excluir este alimento de la dieta sin presentar un diagnóstico clínico que demuestre intolerancia a la proteína de la leche, existe un gran riesgo de que el organismo desarrolle esta deficiencia y la persona se vuelva, de hecho, intolerante a la sustancia.

Estas son sólo algunas de las muchas dietas restrictivas que existen. Muchos de ellos, si no se adoptan con ayuda de un profesional, también pueden provocar daños a la salud. Por eso, siempre defenderemos que la comida se debe disfrutar sin miedo, sin culpa y sin extremismo.

Terrorismo nutricional: cuando la restricción dietética provoca atracones y trastornos

Desafortunadamente, con la expansión generalizada del terrorismo nutricional, las restricciones a ciertos grupos de alimentos se han vuelto cada vez más comunes. Sin embargo, adoptar este tipo de dieta puede provocar compulsiones, trastornos alimentarios y psicológicos.

La bulimia, la anorexia e incluso la depresión se encuentran entre las consecuencias de este extremismo. El terrorismo también puede conducir al diagnóstico de ortorexia nerviosa, un comportamiento caracterizado por una fijación por los alimentos saludables.

¡Balance! Este es el secreto para una vida saludable

Como vemos, restringir ciertos alimentos no es la mejor opción para una vida saludable. La solución es mucho más sencilla: el equilibrio.

El secreto es tomar siempre buenas decisiones. Optar por ingerir alimentos que aporten los nutrientes necesarios (proteínas, fibra, hidratos de carbono, azúcar y grasas) para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Prefiere los alimentos naturales a los industrializados y procesados ​​y combínalos con actividad física.

Además, haz de comer un momento de placer y cuidado personal. No te prives de lo que te gusta, come sin ansiedad ni culpa. Cuando estamos en paz con la comida, comemos sanamente y sin exagerar. Así debería ser.

¿Ansioso por tener una vida saludable? Encontrar el equilibrio dietético es el primer paso hacia un cuerpo y una mente sanos.

Continúa siguiéndonos aquí y en nuestras redes sociales para más consejos sobre cómo llevar una vida saludable.

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